Estructura de La Biblia
Un libro de la Biblia es un grupo establecido de escrituras. Por ejemplo, el libro de Salmos (en hebreo Tehilim o ‘canciones de alabanza’) tiene 150 canciones (151 en la versión de los Setenta), mientras que la Epístola de Judas es una carta de media página.
La Biblia hebrea o Tanaj está dividida en tres secciones: los cinco libros de Moisés (la Ley o Torá), los libros escritos por los profetas hebreos (los Profetas o Nevi'im) y unos libros que no entran en las dos categorías anteriores (las Escrituras o Ketuvim); estos son conocidos como hagiógrafa o simplemente «las Escrituras».
La Biblia judía fue escrita predominantemente en hebreo, pero tiene algunas pequeñas partes que fueron escritas en arameo.
En la Biblia cristiana, la Biblia hebrea es llamada Antiguo Testamento,
para distinguirla del Nuevo Testamento, que es la parte que narra la
vida de Jesús y su predicación, entre otras cosas. El Nuevo Testamento
está dividido en los cuatro Evangelios, Historia (Hechos de los Apóstoles), las Cartas a iglesias cristianas por Pablo y otros apóstoles, y el Apocalipsis.
Las Biblias cristianas contienen la totalidad del Tanaj o Antiguo Testamento, junto con un grupo de textos posteriores cristianos, conocidos como el Nuevo Testamento.
Dentro del cristianismo no hay acuerdo completo sobre el número exacto
de libros que debe tener (con igual reconocimiento) el Antiguo
Testamento, es decir, sobre su canon. Hasta el siglo XVI se mantuvo en Occidente la traducción latina de san Jerónimo conocida como "la Vulgata" (proveniente del latín vulgar) que incorporaba tanto el canon judío como aquellos escritos de la Septuaginta griega. Con la Reforma Protestante, Martín Lutero
cuestionó la necesidad de mantener los libros "apócrifos" junto a los
del canon judío y los agrupó como un apéndice edificante al final de su
traducción al alemán de la Biblia. La Iglesia Católica Romana confirmó, sin embargo, el canon de la Biblia de los Setenta y de la Vulgata en el Concilio de Trento
(1545-1563), reconociendo más claramente la canonicidad de algunos
escrituras cuestionadas por Lutero, que desde ese mismo siglo comenzaron
a ser llamados "Deuterocanónicos" (Concepto introducido por Sixto de Siena).
Las iglesias orientales también reconocen plena canonicidad a los
deuterocanónicos, agregando también otros libros que se encuentran en
códices antiguos, como el Salmo 151, la Oración de Manasés, III y IV
Esdras, y III y IV Macabeos. La Iglesia Copta acepta asimismo en su canon el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos.
El Nuevo Testamento hace referencia tanto a los libros deuterocanónicos
como al Libro de Enoc, y narra los sucesos de la pasión de Cristo de
acuerdo con el cómputo asentado en el Libro de los Jubileos. En cuanto
al resto de los libros, no hay disputa alguna y todos los grupos
cristianos tienen los mismos libros en el Nuevo Testamento de la Biblia.
Participar en la conversación