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Desarrollo del pensamiento antropologico

 El antropólogo inglĆ©s Edward Evans-Pritchard murió sin terminar de escribir esta obra, basada en una serie de conferencias, a menudo polĆ©micas, impartidas a los alumnos del Instituto de AntropologĆ­a Social de Oxford. En el siguiente fragmento, Evans-Pritchard comenta algunos de los escritos del antropólogo de origen polaco Bronislaw Malinowski, a quien considera figura clave e innovadora del trabajo de campo en antropologĆ­a, pero del que presenta interrogantes y crĆ­ticas sobre sus interpretaciones sociológicas y su pensamiento cientĆ­fico.


Fragmento de Historia del pensamiento antropológico.

De Edward Evans-Pritchard.

Su obra mĆ”s conocida es Argonauts of the Western Pacific, publicada en 1922. Empieza por un anĆ”lisis general del mĆ©todo y el alcance de su trabajo de campo y despuĆ©s expone los antecedentes etnológicos que lo respaldan: una descripción general del paĆ­s y de los habitantes del distrito kula y su modo de vida; despuĆ©s una descripción similar de los nativos de las Islas Trobiand. DespuĆ©s de haber descrito con muchos pormenores los intercambios kula y un gran volumen de información perifĆ©rica, finalmente Malinowski hace el intento de explicarnos el significado del kula. El intento es un fracaso, porque no nos ofrece interpretación sociológica de ningĆŗn tipo. ¿Por quĆ©? Malinowski no tenĆ­a ni idea de lo que era un anĆ”lisis abstracto y, por tanto, de la estructura. En la medida en que tenĆ­a alguna idea de «sistema social» era puramente en un nivel descriptivo. Un suceso sigue a otro y son descritos sucesivamente con digresiones explicativas. Para hacer kula se han de tener canoas, asĆ­ que se describe la construcción y el uso que se hace de Ć©stas; implica visitar a pueblos forasteros, asĆ­ que se describen sus costumbres, artesanĆ­as y demĆ”s; para propósitos diversos relacionados con el kula se utilizan hechizos mĆ”gicos, asĆ­ que se ha de entrar detalladamente en cada uno de los aspectos de la magia; hay historias de expediciones kula en el pasado, asĆ­ que tiene que haber una digresión sobre el mito; y asĆ­ sucesivamente. Al no tener ni idea de la estructura, no hay una pauta que sea pertinente sociológicamente. La pauta no consiste mĆ”s que en los vĆ­nculos entre los acontecimientos reales y el supuesto anĆ”lisis no es mĆ”s que un comentario. El libro estĆ” mucho mĆ”s orientado a la magia que al kula. Todo lo que nos dice pudiera haber ocupado 50 pĆ”ginas en vez de las 500 que ocupa. En cierto sentido, es un ejemplar de libro que responde al modelo de novela sociológica escrita, por ejemplo, por Zola. El intento fallido de eludir un mero registro de las observaciones y de llevar a cabo un anĆ”lisis mediante una serie de abstracciones significa no sólo que no se nos transmite nada sobre las interrelaciones polĆ­ticas de las comunidades implicadas en el kula y nada sobre el sistema de parentesco, sino incluso que se omiten los hechos esenciales respecto al kula. Malinowski no nos dice quiĆ©n comerciaba con quiĆ©n; no nos dice nada de las interrelaciones de las personas que componen las aldeas que toman parte en el kula; y asĆ­ sucesivamente.

Las interdependencias que sĆ­ cita no son las de las abstracciones dentro de un marco de referencia teórico como el que encontramos en cualquier ciencia natural (Malinowski defendĆ­a que la antropologĆ­a social era una de ellas), si no entre las diferentes formas de comportamiento, acontecimientos. Los habitantes de las Islas Trobiand hacen magia para proteger sus jardines y canoas o para que los primeros florezcan y las segundas naveguen. Es una interdependencia de actividades económicas y rituales en el sentido de conexión temporal y espacial, de yuxtaposición. Pero si fuera una interdependencia funcional, por ejemplo, ¿cultivarĆ­an de otra manera o menos sin la magia? Con este mĆ©todo de investigación no podemos saberlo. Sólo podemos saberlo utilizando la situación experimental que nos proporciona la historia o utilizando el mĆ©todo comparativo. Ciertamente, para la utilización del mĆ©todo comparativo se requiere la idea de «sistema» o «estructura». Uno no compara una ballena y un ratón como cosas reales y concretas. Uno compara sus sistemas anatómicos y fisiológicos. Del mismo modo, uno no puede comparar instituciones reales en diferentes sociedades —Ćŗnicamente caracterĆ­sticas o aspectos o cualidades de ellas—, es decir, abstracciones. Por ejemplo, yo he comparado la magia zande con la magia trobiand, pero sólo en relación con la naturaleza del encantamiento en conexión con las leyes de la herencia. La debilidad del planteamiento de Malinowski se hace patente cuando trata de decir algo general sobre las sociedades humanas y no sobre una sociedad en particular.

En un libro posterior, Crime and Custom in Savage Society (1926), Malinowski dice: «Lo Ćŗnico que nos queda es abogar por la rĆ”pida y completa desaparición en los informes de trabajo de campo de estas briznas de información sobre costumbres, creencias y normas de conducta que flotan en el aire o que mĆ”s bien llevan una existencia insulsa en el papel, con la tercera dimensión, la de la vida, totalmente ausente. Si asĆ­ fuera, los razonamientos teóricos de la antropologĆ­a podrĆ­an desprenderse de las interminables letanĆ­as de informes ensartados que hacen a los antropólogos sentirse estĆŗpidos y a los salvajes parecer ridĆ­culos» (pĆ”g. 126).

Fundamentado en este tipo de información, se ha erigido un enorme edificio de teorĆ­a antropológica. Como la información carecĆ­a en gran parte de sentido, las construcciones basadas en ella tambiĆ©n. Malinowski pensó que su labor tenĆ­a que consistir en sacar a la antropologĆ­a de este callejón sin salida. Este libro trata del salvaje mĆ­stico de LĆ©vy-Bruhl, de las ideas de Rivers y de la escuela francesa sobre la solidaridad clĆ”nica, y de las reconstrucciones hipotĆ©ticas de Rivers y otros. La ley primitiva ha merecido la atención de Bachofen, Post, Kohler y otros en el siglo pasado, pero todos ellos se atenĆ­an a enunciados inadecuados; en un tema complejo como la ley, las observaciones de aficionado eran en conjunto inĆŗtiles. Estaban tambiĆ©n ligadas a la doctrina de Morgan y otros: promiscuidad primitiva, matrimonio grupal, comunismo primitivo, etc. «En suma», escribe Malinowski, «subyacente a todas estas ideas estaba el supuesto de que en las sociedades primitivas el individuo estĆ” completamente dominado por el grupo —la horda, el clan o la tribu—, que obedece los mandatos de su comunidad, sus tradiciones, su opinión pĆŗblica, sus decretos, con obediencia servil, fascinada y pasiva» (pĆ”g. 3). A Malinowski le resulta fĆ”cil mostrar que todo esto es absurdo y le debemos mucho por haber actuado como disolvente crĆ­tico de la teorĆ­a aceptada, aun cuando su contribución fuera mĆ”s negativa que positiva. Pero fue falto de escrĆŗpulos en el uso que hizo de los autores teóricos como hombres de paja y poco constructivo teóricamente: no nos ofrece ninguna verdadera teorĆ­a de la ley y ni siquiera una definición elemental de ella o una clasificación de sus tipos.

Los planteamientos mÔs maduros de Malinowski estÔn contenidos en su libro póstumo, pero casi totalmente revisado, A Scientific Theory of Culture and Other Essays (1944). Es un buen ejemplo del marasmo de verborrea y trivialidad a que puede llevar el intento de aparentar ser un científico natural. Malinowski fue en todo caso un pensador fútil.

Lo que Malinowski denomina teorĆ­a no es en absoluto una teorĆ­a, sino una guĆ­a para la recolección y la ordenación de datos, un vade mecum para el investigador de campo, un prolijo Notas y dudas. No supera nunca el nivel descriptivo y operativo del anĆ”lisis; y es en su mayor parte una elaboración verbosa de lo obvio y la elevación de lugares comunes a conceptos cientĆ­ficos. Parece que el propio Malinowski asĆ­ lo percibió. Ɖl dice (pĆ”g. 175) de su libro, o mejor, de la teorĆ­a funcional que contiene, que «estĆ” dirigida principalmente a equipar al investigador de campo con una perspectiva clara y con todas las instrucciones necesarias respecto a quĆ© observar y quĆ© registrar». TambiĆ©n dice: «Este tipo de anĆ”lisis funcional se expone fĆ”cilmente a la acusación de tautologĆ­a y trivialidad, asĆ­ como a la crĆ­tica de que implica un cĆ­rculo lógico, porque, obviamente, si definimos la función como la satisfacción de una necesidad, es fĆ”cil sospechar que la necesidad que se ha de satisfacer ha sido introducida con el fin de satisfacer la necesidad de satisfacer una función. AsĆ­ pues, por ejemplo, los clanes son obviamente un tipo adicional de diferenciación interna. ¿Podemos hablar de la necesidad legĆ­tima de semejante diferenciación, especialmente cuando la necesidad no siempre estĆ” presente, puesto que no todas las comunidades tienen clanes, y aun asĆ­ funcionan muy bien sin ellos?» El libro es un ejercicio de pragmatismo y, por tanto, Malinowski yerra cuando analiza algo que no le gusta, la guerra. Ɖl estima que la guerra no satisface una necesidad en la Europa moderna. Entonces, ¿por quĆ© la tenemos?

Fuente: Evans-Pritchard, Edward. Historia del pensamiento antropológico. Recopilación de André Singer. Madrid: Ediciones CÔtedra, 1987.


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