Desertización
La desertificación es la extensión de las formas y
procesos característicos del desierto a zonas en las que no se producían
anteriormente. Éste es un problema medioambiental que afecta a casi la mitad de
los países. Se estima que se pierden cada año entre 6 y 27 millones de hectáreas
de tierra, dependiendo de las regiones, debido a la desertificación. Un 70% de
las zonas áridas, que ocupan un tercio de la superficie terrestre, y en especial
aquéllas que rodean los desiertos, se encuentran lo suficientemente deterioradas
como para ser vulnerables a este proceso.
Más que el simple avance de las dunas, la
desertificación implica una degradación del suelo tan grande que la tierra
pierde la capacidad de sostener su riqueza y diversidad biológica. La principal
causa de este proceso es la escasez de lluvias, pero el sobrepastoreo, la
deforestación, la irrigación excesiva y las prácticas agrícolas poco apropiadas,
contribuyen a acrecentar significativamente el problema. Una vez que se despoja
a la tierra de su vegetación por alguna de estas causas, el viento y la erosión
del agua dan lugar a unas tierras débiles y áridas que no se recuperarán en
siglos.
El Mar de Aral
Un ejemplo claro de la desertificación causada por los
seres humanos tuvo lugar en Kazajstán y Uzbekistán a mediados de este siglo.
Para poder cubrir las demandas de la industria y de los cultivos de regadío en
ambos estados, la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas desvió el
curso de los ríos que desembocaban en el Mar de Aral. Sin el aporte de estas
corrientes fluviales, el nivel de este mar interior descendió un tercio. Como
consecuencia, los bancos de pesca situados en el litoral del Mar de Aral
desaparecieron y las tierras de cultivo cercanas se perdieron a causa de la
salinización y la arena arrastrada y depositada por el viento. Además, sin la
influencia moderadora de esta gigantesca masa de agua, el clima se ha vuelto más
severo.
Amplias zonas de África, Oceanía y del oeste de los
Estados Unidos también se han visto afectadas por este proceso, creando una
situación que podría agravarse especialmente en los Estados Unidos. Hace sólo
1.000 años, las Grandes Llanuras estaban cubiertas por dunas, una situación que
podría repetirse en un futuro geológico cercano. Sólo en 1990, la árida zona del
este de Colorado perdió más de 400.000 ha de suelo fértil.
En ocasiones, la desertificación se ha atribuido a la
presión causada por el incremento de la población, pero la conexión no está
clara. Incluso sin la tensión provocada por una población excesiva, los
desiertos avanzan y retroceden influidos por los ciclos de las lluvias. A pesar
de que a menudo se culpa al sobrepastoreo de causar la desertificación, el
ganado puede servir de ayuda a las zonas áridas al empujar las semillas hacia el
interior de la tierra, donde el agua puede alcanzarlas. Haciendo un uso
apropiado de la tierra y de las técnicas de cultivo, incluso aquellas zonas que
soportan una alta población podrían no verse afectadas por este proceso.
Numerosas naciones están tomando medidas para
contrarrestar fenómenos como la erosión del suelo, a menudo causa de la
desertificación. Por ejemplo, China, después de perder poblaciones y millones de
hectáreas de tierra de cultivo por el avance del desierto en su extremo norte,
puso en marcha en 1978 una campaña para plantar árboles y otro tipo de
vegetación en las zonas de riesgo. El llamado 'gran muro verde' resultante cubre
en la actualidad 22 millones de hectáreas.
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