Esquimales
Las notas que Antonio de Alcedo aporta respecto a cuestiones de geografía, historia, etnología, climatología, etc. del continente americano, son de gran valor no sólo por la información fidedigna que contienen según ese momento, sino también por ofrecer la visión que sobre estas cuestiones tenía un ilustrado español de la segunda mitad del siglo XVIII.
Fragmento de Diccionario geográfico-histórico de las Indias occidentales o América.
De Antonio de Alcedo.
ESQUIMAUX, Nacion bárbara y feroz de Indios de la
América Septentrional, que habita en la parte mas oriental de ella, á la otra
vanda del rio San Lorenzo, y se extiende al Levante y al N en aquel dilatado
pais, que se llama tierra del Labrador, enfrente de Terranova, desde 50 hasta 64
gr. de lat. sept. y desde 59 hasta 80 de long. occid. Fueron descubiertos estos
Indios por los Dinamarqueses á principios de la centuria pasada; pero los
hallaron tan brutales y malvados, y el país tan selvage y estéril, que no
creyeron sacar ventaja alguna en hacer establecimiento en él, ni en comerciar
con ellos. El nombre suponen que era Esquimantsic, que en dialecto Albenaquio
significa comedores de carne cruda, por ser los únicos que en aquella parte la
comen así, pues los demas acostumbran cocerla ó secarla al sol. Por su aspecto,
costumbres y lengua parecen distintos de todos los Indios de la América, y
probablemente se puede creer que son descendientes de los Groenlandios; pero
tienen una índole tan feroz y brutal, que no hay Nacion Europea que quiera tener
trato con ellos, y los pocos que hacen el de las pieles, que es la única
mercancía que traen á cambio de quincalla, se ven precisados á estar distantes,
y no permitirles que se acerquen muchos juntos, porque quando sucede esto no
tienen reparo en asesinar á los compradores; aborrecen á todos los Europeos, y
siempre están dispuestos á hacerles daño, y muchas veces vienen á la Costa á
cortar por la noche los cables á las embarcaciones con la esperanza de verlos
naufragar: son por lo comun grandes, robustos y ágiles, de color tan blanco como
los Europeos, porque siempren están cubiertos aun en lo mas cálido de la
estacion; tienen la barba roxa, siendo los únicos Americanos que tienen barbas,
y la dexan crecer hasta los ojos, lo qual les da un aspecto fiero; los ojos son
pequeños, los dientes grandes y separados, y el cabello comunmente negro ó
castaño, y muy encrespado, y sus costumbres y modales no desmienten nada tan
horrible fenomeno; son fieros, salvages, inquietos, desconfiados, y siempre
dispuestos á hacer daño, por cuya razon, y la del poco tráfico que hay con
ellos, no se saben sus particulares disposiciones. Para vestirse hacen camisas
de las vexigas, vientre y pieles de pescados, acomodándolas muy bien; pero no
pasan de medio cuerpo en los hombres, y de las rodillas en las mugeres, sobre
ellas llevan una casaquilla corta de piel de oso ó de otra fiera, como perro ó
vaca marina, con una capucha unida por detrás con que cubren la cabeza quando
hace mal tiempo, de modo que apenas se les puede ver la cara. Tambien usan
calzones y botines de las mismas pieles, adornados exteriormente con otras mas
finas, como de martas, armiños &c. Las casacas de los hombres solo les
llegan á la mitad del muslo, y las de las mugeres hasta la pantorrilla, y unos y
otros las atan con un ceñidor, del qual llevan pendiente alguna joyuela de oso,
de pescado ó de otro animal, ó alguna quincalla de las que reciben de los
Europeos: en el Verano viven en cabañas descubiertas al ayre, y en Invierno en
cavernas subterraneas: los Franceses han hecho en diferentes ocasiones algunos
fuertes y Pueblos en sus fronteras, como son Cartier, San Nicolas, Chichequedéc,
Puerto Nuevo, Portobelo &c. con esperanza de civilizarlos y establecer
comercio con ellos, y para defender los Misioneros destinados á predicarles y
convertirlos; pero la fiereza é indocilidad que han encontrado siempre ha hecho
que vayan en decadencia en vez de aumento: se computa que llegan á 30 los que
hay capaces de tomar armas; pero tan cobardes que 500 Christianos de la Bahía de
Hudson baten comunmente á cinco ó seis mil Esquimaux: son tan temibles en la mar
como en tierra, pues con sus canoas, de que hay algunas capaces de 30 y de 40
hombres, impiden la pesca del bacalao, de modo que los Maloinos del N y los
Españoles de Puerto Chova se ven precisados á armar algunas barcas para proteger
á sus pescadores, no hacen mas que cruzar en Terranova y en el estrecho de
Bellisle, pero rara vez se arriesgan mas allá por temor de encontrar otros
bárbaros mas temibles que ellos: los viageros que han estado en este país dicen
que hay en él una raza particular de pigmeos que no pasan de tres pies, y son
sumamente gruesos, y sus mugeres aun mas pequeñas; pero que no hay Nacion en el
mundo que sea mas miserable. Los Esquimaux de quienes son esclavos los tratan
con mucho rigor, y solo por una gracia particular les permiten beber agua dulce,
muy escasa allí, donde no hay otra que la de la nieve derretida, porque el sumo
frio cierra de tal modo las venas de la tierra que no permite paso al agua si no
á mucha profundidad, congetura comprobada por algunos marineros del N, que han
hallado en las orillas del mar pedazos de hielo enormes que destilaban una agua
muy buena: estos Indios están acostumbrados á beber agua salobre de muchas
lagunas que hay en lo interior del país: los Dinamarqueses que el año de 1605
navegaron hasta mayor latitud que nadie en la Bahía de Hudson, dicen que
hallaron una raza de hombres muy pequeños que tenian la cabeza quadrada, el
color obscuro, y los labios gruesos, que comian la carne y el pescado crudos, y
no los pudieron hacer comer pan, carne cocida, ni beber vino, en cuyo lugar
bebian aceyte de ballena: las canoas de estos pigmeos tenian 10 ú 12 pies de
largo, hechas de pedazos de huesos de ballena del grueso de un dedo, cubiertas
por ambas partes de pieles de vaca marina, cosidas con nervios de animales;
otras dos pieles forman la cubierta de la canoa, dexando solamente una abertura
en medio para el que rema, que se la ata á la cintura, de modo que no entra una
gota de agua aunque le pase por encima, la fuerza de ésta embarcacion consiste
en sus dos extremos, en que está bien unido el hueso de ballena, y tan
fuertemente cosido, que resiste en la tempestad mas violenta; cada una la maneja
un solo hombre que va sentado sobre sus piernas, las mangas de la casaca
estrechamente unidas á las mufiecas, la cabeza cubierta con la capucha que está
cosida á la casaca, y así no le puede entrar agua; tiene con ambas manos un remo
muy ancho de cinco á seis pies de largo, que le sirve al mismo tiempo de remo,
de timon y de contrapeso, y son diestrísimos en manejar estas embarcaciones con
mucha agilidad: los Esquimaux tienen ademas de estas otros bastimentos mas
grandes, semejantes á las chalupas de Europa, cuyo interior es de maderas,
cubiertas tambien con pieles como aquellas, en que van 150 personas al remo y á
la vela; están en guerra continua con los Europeos que habitan cerca del golfo
de San Lorenzo, que muchas veces han cogido esclavos á algunos, y con la
servidumbre y distancia de su país han suavizado algo sus costumbres bárbaras y
feroces (como los lobos y los osos de que abundan aquellos horribles desiertos)
sin leyes, principios ni vida civil, que apenas se diferencian de las bestias
mas que por la figura humana, haciéndose mansos y racionales luego que están
entre gentes que usan de esta noble facultad, que distingue al hombre de un modo
superior entre todo el resto de las criaturas: los Esquimaux son los únicos que
vienen á la Costa de Terranova del continente del Labrador á pescar y comerciar
con los Europeos, y nadie creeria que sobre los espantosos escollos de hielo,
que algunos son tan grandes como las Islas de la Bahía de Hudson, se encontrasen
hombres venidos por la posta; pero es cierto que se han visto muchas veces vagar
errantes en aquellos escollos sobre las aguas, llevados al arbitrio de las
corrientes y de los vientos, causando asombro á los que los ven quando ellos no
tienen el menor temor, porque así como llevan sus canoas á todas partes nunca
están en riesgo por qualquiera cosa que les suceda, y si estos escollos de hielo
se tropiezan saltan del uno al otro sin dificultad, si están distantes van en
sus canoas hasta coger alguno, haciendo lo mismo quando la canoa se rompe contra
alguno, de modo que les sirve de asilo en el naufragio aquello en que miraban su
ruina: los Micmakes, que habitan en la Acadia, han hecho mucho tiempo guerra á
los Esquimaux, y para atacarlos en sus cavernas no se han detenido en hacer 30 ó
40 leguas por mar en canoas hechas de cortezas de árboles: finalmente los
Esquimaux no tienen semejanza alguna con los otros habitantes del Canadá ni
demas Indios en lengua, costumbres, modo de vivir, y color de sus cuerpos y
cabellos; y al contrario, tienen tanto de los Pueblos Septentrionales del Asia,
que parece probable discurrir que descienden de estos, como el que un país tan
poco habitable como este tenga menos antigüedad su Poblacion que los demas de la
América: los Ingleses conduxeron á Londres, y presentaron al Rey una muger de
estos Esquimaux el año de 1773. Este país fué cedido á la Gran Bretaña por la
paz de Utrech el año de 1713; pero á excepcion de tal qual establecimiento en el
fondo de la Bahía de Hudson, no hay otro alguno: los Indios y los Franceses del
Canadá van á caza por la utilidad de las pieles.
Fuente: Alcedo, Antonio de. Diccionario
geográfico-histórico de las Indias occidentales o América. 5 vols. Madrid:
Imprenta de Benito Cano, 1786-1789.
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