La región de El Cibao
La República Dominicana está constituida, en lo que a regiones naturales se refiere, por tres unidades netamente diferenciadas: la llanura suroriental, el suroeste y El Cibao. Esta última incluye todo el sector centro-septentrional del territorio dominicano, y se caracteriza por la riqueza de sus suelos, debido a la colmatación de la fosa tectónica sobre la que está asentada. La agricultura, por tanto, es la principal actividad de los cibaeños, que colonizaron desde antiguo esta rica región.
Fragmento de República Dominicana.
De José Luis Benedicto.
Capítulo V.
La región del Cibao está situada al norte del país y
comprende una superficie de 19.144 km2, lo que equivale al 39,5 por
ciento del territorio dominicano. Su población, en 1981, ascendía a 2.242.000
habitantes, aproximadamente un 39,2 por ciento de la población total del país.
Existe, por tanto, un gran equilibrio entre ambos parámetros.
Geográficamente, el Cibao comprende la vertiente
septentrional de la Cordillera Central, el valle del Cibao, propiamente dicho,
la Cordillera Septentrional y los llanos costeros de la costa atlántica. La
orografía impone, por tanto, una regionalización interna bien
caracterizada.
El clima es subtropical, con una temperatura media anual
de unos 25 ºC, con grandes contrastes entre las zonas altas de las montañas y
las bajas al nivel del mar o en el fondo de los valles. Las precipitaciones son
copiosas, con medias del orden de los 1.600 litros por metro cuadrado y año,
existiendo contrastes entre la parte oriental y la occidental; en la primera,
las lluvias superan fácilmente los 2.200 litros por metro cuadrado y año, y más
todavía en algunos puntos, como la bahía de Samaná. En cambio, en el interior,
cerca de la frontera con Haití, la precipitación disminuye hasta promedios de
unos 700 litros por metro cuadrado y año.
La región cuenta con importantes recursos naturales. Las
mejores tierras agrícolas del país están allí situadas. Los suelos creados por
la aportación de los limos fluviales son excepcionales en la mitad oriental del
valle cibaeño. Los ríos son caudalosos y, en las zonas de mayor pendiente, aptos
para la generación de energía hidroeléctrica. También cuenta con yacimientos
mineros de gran interés para la economía nacional, como el oro y la plata de
Pueblo Viejo. La industria está representada en las zonas urbanas en torno a
Santiago de los Caballeros y en Puerto Plata. No faltan en los llanos costeros,
el cultivo de la caña y la fabricación de excelente ron. La belleza paisajística
es envidiable. Los balnearios de la costa han sido aprovechados para estaciones
turísticas de carácter internacional, pero no faltan los lugares de gran
pintoresquismo hacia el interior, en las montañas, cuya explotación se reduce a
los visitantes nacionales. En conjunto, la región cibaeña tiene un elevado
potencial económico que no ha sido desarrollado todavía. Su base económica
actual es relativamente equilibrada, aunque sería de desear un mayor esfuerzo
dirigido a la industrialización. La presión demográfica comienza a ser elevada
en algunas zonas y se produce el drenaje de los excedentes mediante la
emigración hacia Santiago y hacia el Distrito Nacional. La integración con el
resto del territorio descansa, casi exclusivamente, sobre la importante
carretera Duarte, que une Monte Cristi con Santo Domingo, a través de Santiago
de los Caballeros. La región cibaeña puede dividirse, a su vez, en varias
subregiones, atendiendo a diversas peculiaridades de carácter geográfico.
La primera que consideramos es la Llanura Oriental
del Cibao, extensa área que se articula en torno a las ciudades de Salcedo,
San Francisco de Macorís y Villa Riva, estando avenada por el río Yuna.
Administrativamente integra a las provincias de Duarte, María Trinidad Sánchez,
Salcedo, Samaná y Sánchez Ramírez. La población total ascendía en 1981 a 639.630
habitantes, lo cual significaba algo menos de la tercera parte del total de la
región del Cibao. Los centros urbanos más importantes, por su número de
habitantes, son los de San Francisco de Macorís (64.906), Nagua (20.902),
Salcedo (10.651) y Pimentel (7.832). Son notables las formaciones vegetales de
esta subregión, en la cual una elevada precipitación se une a la fertilidad de
los suelos. Especialmente en torno a Salcedo sorprende la variedad y riqueza de
los productos agrícolas que se obtienen. Allí se cultivan el cacao y el café
para la exportación, así como los cítricos y las plataneras. La base agraria se
complementa con alguna industria agroalimentaria y con una buena cabaña
ganadera.
Bien diferenciada de la anterior tenemos la Llanura
Central o Cibao Central. El río Yaque del Norte la recorre
longitudinalmente desde Santiago hasta Monte Cristi. Su población ascendía en
1981 a 1.306.000 habitantes, más de la mitad del total regional. Las provincias
que administrativamente la conforman son las de Espaillat, La Vega, Puerto Plata
y Santiago. La más poblada de ellas es la de Santiago, con unos 550.000
habitantes y una densidad de 176 habitantes por km2.
El gran centro urbano de esta subregión es el de la
ciudad de Santiago, segunda del país, con sus casi 280.000 habitantes. Está
situada a orillas del río Yaque, extendiéndose por su orilla derecha. Su plano
urbano es irregular, con diversos núcleos o repartos que constituyen unidades
separadas unas de otras: La Joya, Parte Alta, La Rinconada, La Rosaleda, Cerros
de Gurabo, etc. En la orilla izquierda del río los repartos existentes son
menores: Peralta y Bella Vista. Santiago está unida con Santo Domingo a través
de la carretera Duarte, la cual conduce asimismo hasta Monte Cristi. Otras
carreteras secundarias la ponen en contacto con Moca y Salcedo, por el este, y
con Janico y San José de las Matas, por el oeste.
Santiago cuenta con un área industrial de cierta
importancia. Alrededor del 50 por ciento de las industrias del Cibao se
localizan allí. Sobresalen la elaboración de textiles en fábricas muy modernas,
algunas de ellas situadas en la zona franca industrial, con destino al mercado
estadounidense. También dispone de fábricas conserveras que aprovechan los
productos agrícolas y ganaderos de la región. Recientemente se han establecido
algunas fábricas de productos farmacéuticos y químicos, así como de refrescos y
licores con destino al consumo local, entre ellas una de cervezas. Una pequeña
fábrica de cemento cubre las necesidades del área regional.
Otros centros urbanos de la subregión son mucho menores.
Cabe señalar La Vega (52.430 habitantes), Moca (31.176) y Mao (33.527). El
primero y el último están situados sobre la carretera Duarte, que une Santiago
con Santo Domingo. Esta localización ha limitado en parte sus posibilidades de
crecimiento, pues la población emigrada desde las áreas rurales prefiere
dirigirse hacia los dos grandes centros urbanos mencionados, soslayando en buena
parte a los otros dos menores.
La Llanura Costera Atlántica es la tercera
subregión que hemos de considerar. Está situada entre la Cordillera Central y el
litoral atlántico, desde Monte Cristi hasta el promontorio de Cabrera. Sus
tierras permiten el cultivo del café y del cacao, junto a una ganadería que
aporta carne y leche, particularmente en las proximidades de Puerto Plata, donde
también radica un central azucarero. Sus recursos turísticos son importantes,
destacando Luperón, el propio Puerto Plata, Río San Juan y Nagua. El centro
urbano más destacable es Puerto Plata, con unos 45.000 habitantes en el año
1981. La provincia de Puerto Plata contaba con 206.000 habitantes y una densidad
de 110 habitantes por km2.
De las características más esenciales de la
Cordillera Central ya hemos hecho referencia al principio de la obra.
Conviene indicar que su accidentada topografía limita las posibilidades
económicas, en particular las de carácter agrario. Su población es escasa, sin
que cuente con núcleos importantes. Fundamentalmente forestal, encuentra en el
aprovechamiento del bosque de pinos su principal fuente de riqueza. Cabe señalar
la relevancia de los yacimientos ambarinos, resina fosilizada de gran belleza.
También hay que hacer mención del parque nacional de La Boba, el cual constituye
una de las grandes reservas ecológicas de la República Dominicana, por lo que
está sometido a un estricto control. Es una zona avenada por abundantes
torrentes y ríos de montaña que fluyen hacia el Yaque del Norte, en la mitad
occidental, y hacia el Yuna, en la oriental. Estos ríos son susceptibles de
aprovechamiento hidroeléctrico.
Resta, por fin, hablar de la bahía de Samaná, en
el extremo oriental de la región cibaeña. Es un accidente topográfico
íntimamente ligado a los intentos anexionistas estadounidenses a lo largo del
siglo XIX, pues la Marina de los Estados Unidos le atribuía un importantísimo
papel estratégico como base naval. Hoy es objeto de aprovechamiento turístico,
destacando las bellas playas de Los Corozas, al sur de la península de Samaná, y
Las Terrenas, al norte. Es un lugar especialmente apto para la pesca submarina y
para la navegación a vela deportiva, especialmente el windsurfing. Su
amplia apertura hacia los vientos alisios le proporciona un clima ideal, aunque
son frecuentes los chaparrones en verano. La mejor época son los meses entre
diciembre y mayo, por lo que tiene grandes posibilidades de captar al turismo
europeo o estadounidense de fuera de estación.
Fuente: Luzón Benedicto, José Luis. República
Dominicana. Madrid: Biblioteca Iberoamericana. Ediciones Anaya, S.A.,
1988.
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